Maestros Andaluces en Nueva España



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DS-0139
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Maestros Andaluces en Nueva España
Obras de Antonio de Salazar, Matías Ruiz, Miguel de Riva, Diego José de Salazar, Francisco Sanz y


Cappella Mediterranea


MAESTROS ANDALUCES EN NUEVA ESPAÑA

 

1-Tortolilla que cantas

Juan Hidalgo

 

2-Ay, ay que me prende el amor

Diego José de Salazar

 

3-Al dormir el sol

Sebastián Durón

 

4-Tarará, que yo soy Antón

Antonio de Salazar

 

5-Cielo de nieve (instrumental)

Sebastián Durón (1660-1716)

 

6-Zagales, oíd las ansias

Mtro. Abate de Rusi

 

7-Ah, de la vaga campaña

Francisco Sanz (ca. 1660-1732)

 

8-Muy poderoso señor

Matías Ruiz (instrumental)

 

9-Ves el sol, luna y estrellas

Anónimo

 

10-Ay cómo llora, mas cómo siente

Miguel de Riva

 

11-Para qué los alados orfeos

Anónimo (1717)

 

12-A la estrella que borda los valles (instrumental)

Diego José de Salazar (ca.1655-1709)

 

13-Risueñas fuentes

Antonio Rodríguez de la Vega y Torizes

 

14-No suspires, no llores

Anónimo

 

15-Retire su valentía

Felipe Madre de Deus (instrumental)

 

16-Un ciego que con trabajo canta

Antonio de Salazar (ca. 1640-1715)

 

1- II Tiento y discurso de segundo tono

Francisco Corres de Arauxo (1584-1654)

 

18-Afuera pompas humanas

Diego José de Salazar

 

 


Acerca del disco

Música y músicos andaluces en Nueva España

 

 

Los vínculos musicales de la Nueva España con Andalucía se dieron desde los primeros tiempos del descubrimiento y la conquista. Seguramente aquel “maese Pedro, el del arpa”, que señala Bernal Díaz del Castillo descendiendo en tierras americanas con las huestes de Hernán Cortés, formó parte del primer grupo de andaluces que vino a establecerse en la recién conquistada América. Pero al paso del tiempo, y sobre todo después de la fundación de diversas ciudades y la erección de sus correspondientes catedrales, los lazos con la música proveniente de Andalucía se hicieron mas estrechos. En la Nueva España se cantó la polifonía del insigne Francisco Guerrero, maestro de capilla en la Seo de Sevilla, o la de Rodrigo de Ceballos, que ocupó el mismo cargo en las catedrales de Córdoba y Granada, durante la segunda mitad del siglo XVI, cuando ambos músicos vivían el apogeo de su talento creativo. El círculo se cerró con la llegada de maestros procedentes de esa región a ocupar cargos importantes en la catedrales novohispanas: Antonio de Salazar, maestro de capilla en las catedrales de Puebla y México que, según un villancico conservado en Guatemala, había sido racionero en Sevilla, o Miguel Matheo de Dallo y Lana, que ocupó el magisterio de capilla en la Iglesia Colegial de San Salvador de Sevilla antes de partir para Honduras y avecindarse luego en Puebla, confirman que el hilo que unió a la música hispalense con la novohispana fue verdaderamente cercano.

 

Una de las colecciones de música más ricamente dotada de música andaluza es la que perteneció al convento de la Santísima Trinidad de Puebla. Fundado en 1593, dio paso en 1619 a un segundo convento de la orden para albergar a la niñas y señoritas de la familia de Alonso de Ribera Barrientos. Ambos conventos eran gobernados por una abadesa. Entre aproximadamente 1660 y 1720, hubo un extraordinario florecimiento de la vida musical que se manifiestó en la recolección de misas, motetes, villancicos, cantadas a solo y a dúo, tonos humanos, etc. de los cuales han quedado como testimonio más de 400 piezas de autores anónimos, de diferentes maestros de capilla de la catedral de Puebla como Juan Gutiérrez de Padilla, Juan García de Céspedes, Antonio de Salazar, Miguel Matheo de Dallo y Lana, Francisco de Atienza y Pineda, Miguel de Riva y Nicolás Ximénez de Cisneros; de músicos locales que vivían en Puebla como Juan de Florentín, José María Herrera, José Laso Valero, Simón Martínez, Miguel Thadeo de Ochoa, Francisco Vidales, Juan de Vaeza Saavedra o José Mariano Placeres Santos; también de maestros de capilla de otras ciudades como Francisco López y Capillas, Fabián Pérez Ximeno y José de Agurto y Loaysa de la catedral de México, Fray Martín de Cruzelaegui, organista del Colegio de San Fernando y José Mariano Mora de Valladolid de Michoacán. No están ausentes los nombres de algunos compositores peninsulares como Pedro Ardanaz, maestro de capilla en Pamplona y Toledo; Diego de Cáseda, que lo fue del Pilar de Zaragoza; Cristóbal Galán, Juan Hidalgo y Carlos Patiño, maestros de la Capilla Real; Vicente García, maestro de capilla de la catedral de Valencia; Francisco Marcos Navas, compositor de zarzuelas y arpista y salmista real; fray Gerónimo González, compositor activo en Madrid y Sevilla; Pedro Rabassa, maestro de las catedrales de Valencia y Sevilla; fray Francisco de Santiago, el portugués que dirigió la música en Sevilla, Alonso Xuárez; maestro de las catedrales de Cuenca y Sevilla, Mathías Ruiz, compositor madrileño; José de Torres, director de la orquesta de la corte Real a comienzos del s. XVIII. Están presentes en la colección algunos italianos que sirvieron en las cortes de Felipe V y Fernando VI como Francesco Corradini y Giacomo Facco. Y no falta uno que otro compositor absolutamente desconocido como aquel Abate de Rusi, autor de una de los pocas piezas profanas de la época colonial novohispana.

 

Aurelio Tello